Todo comenzó a fines de abril de 1886, cuando un grupo de
obreros anarquistas lanzó en Chicago una campaña para lograr la jornada de ocho
horas, cuando se trabajaban 14 y a veces más.
No había límites para la explotación y, como lógica
contrapartida, tampoco los había para la utopía de los dueños de nada, que
querían dar vuelta un mundo que ya estaba patas para arriba. El 1º de mayo
convocaron a una gran manifestación. Allí estaban los obreros con sus mujeres y
sus hijos. Para ellos querían las ocho horas, para poder estar con su familia,
para poder ver crecer a su hijos, para terminar con el oprobio de llegar con
todo el cansancio en el cuerpo a sus casas, ver dormir a sus hijos y levantarse
a las pocas horas para volver a la fábrica, para leer y formarse, para poder
compartir la vida y los sueños con sus mujeres.
Pero sus justos reclamos fueron violentamente reprimidos por la
policía y quedaron tendidos sobre el empedrado dos trabajadores muertos. Tres
días después se convocó a otra marcha y esta vez la represión fue peor. En
medio de la confusión alguien arrojó una bomba y murieron varios uniformados.
El agresor nunca pudo ser identificado y se sospechó que pudo
tratarse de un provocador de la patronal. La mayor democracia del mundo
respondió brutalmente. Se desató de inmediato la furia policial y en pocos
minutos los muertos obreros se contaban por decenas. El saldo final fue de
ochenta trabajadores fallecidos y doscientos heridos.
Desde el poder se lanzó la "caza del anarquista".
Fueron detenidos ocho dirigentes sindicales en los que se intentó escarmentar a
toda la clase trabajadora de los Estados Unidos. Se trataba de Adolph Fischer,
Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab,
Samuel Fielden y Oscar Neebe. Tras un breve y parcial proceso, los cuatro
primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de de 1887.
En 1889, la Conferencia Internacional de
Trabajadores, reunida en París, acordó fijar el 1º de mayo de cada año como el
día de los trabajadores, una jornada que deberá ser de lucha y recuerdo de sus
compañeros, de aquellos "mártires de Chicago".
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